Hotel Taselotzin

hablamos de una experiencia inmersiva comunitaria y este es uno de los mejores ejemplos que hay. Me fascino el servicio hecho por mujeres locales, el uso predominante de sus costumbres es algo inexplicable con solo las palabras. MUY RECOMENDADO

La atención recibida fue de lo más cálida. Rufina fue muy gentil de explicar sobre los orígenes del hotel, Juana en responder cualquier duda que tenía del pueblo y sus cultura, sin mencionar los platillos inigualables que preparó Viki con un sazón inigualable y deliciosos. Volvería a pedir el café de olla que preparan, además de los quelites característicos de la región y sus tlayoyos. Hay muchos talleres que se pueden realizar en el hotel, pero me hubiera gustado tener más tiempo para hacerlos todos. Recomiendo el taller de Náhuatl y herbolaria.

No respetan las tarifas que proporcionan telefónicamente. Luis, el becario en sitio me envió información de los costos y fue distinto de lo que al final me cobraron. Pese a la buena causa, me pareció un abuso el costo de la habitación, la actitud de las personas en caja y no me incluyeron el desayuno de ninguno de los 5 que fuimos . Me cobraron una cabaña con tina y chimenea que no pedí ni use ( la chimenea)

Sucio, con polvo, cucarachas, no había ventilación en habitación y baño. Pésima atención. No hay coordinación en actividades (temazcal). Lástima, ya que por el concepto con el que se anuncian , podría haber sido una buena experiencia. Por el mismo precio encuentras opciones mejores.