Típico hotel familiar de ciudades del interior de la Provincia de Buenos Aires, familiar, atendido por sus dueños, con varios años y con remodelaciones parciales. Ascensores diminutos, pasillos internos con hasta 3 tipos de pisos distintos. Algunas habitaciones renovadas. Reserve 2, teóricamente de la misma categoría, nos asignaron una renovada mas chica y otra "original" mas grande. Los cerámicos del baño no conocieron nunca el Cif. La cama era muy cómoda, pero la blanquearía ....que decir. Acolchado zurcido, si zurcido con retazos de la misma tela y las toallas......se ve que en algún momento fueron nuevas, pero de eso hace mucho tiempo. Estuvimos 2 noches, no nos hicieron la habitación, si nos retiraron las toallas para cambiarlas...pero no las repusieron, se les terminaron....después de reclamar llegaron las toallas calentitas recién sacadas de la secadora. El desayuno tiene "formato" de buffet, 3 bandejas de medialunas, una con rodajas de miñones para tostar, manteca y mermelada. Jugo de sobre, café, te y leche. Eso es todo. No estaría mal sino fuera porque las medialunas no eran ricas y el café horrible. El hotel tiene cosas buenas; colchón cómodo, aire acondicionado, frigobar, televisor led, solo le falta poner un poco de voluntad,
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