Posada El Tocinero

Habitación con telarañas toda la semana, el suelo no se limpio y las sábanas ni se cambiaron, el bidé no tenía agua y a la bañera le costaba tragar el desagüe, la pared con desconchones . sólo cene una noche decir qué la hamburguesa especial estaba buenísima

És un lugar encantador tranquilo y rodeado de naturaleza. No tiene cafetería para desayunar, pero hay una máquina de café gratis para que puedas tomar algo antes de salir del hotel. Está en un pequeño barrio con muy buena comunicación de carreteras a 10 minutos de Santander.

Dos de las habitaciones que teníamos hacían mucha olor a tabaco y a puro. Se lo comentamos a los encargados y nos dijeron que no podían hacer nada, porque no podían controlar quién fumaba o no. Había controlador de humos, pero no sabemos si funcionaba. Una cosa importante: la bañera resbalaba mucho con peligro de caida.

Orrible experiencia 59 euros un menu de chuleton de kilo que solo tenia grasa . entrantes vagabundos y escasos . no se lo recomiendo ni a un enemigo. Que pena de lugar . por 59 euros se puede dar bien de comer. Su oferta de entrantes aunque amplia son pésimos y de la carne que decir solo grasa . son unos sinvergüenzas

Todo estuvo muy bien, solo nos sorprendimos porque el desayuno empezaba a partir de las 11 de la mañana. Muy tarde para los que vamos a conocer y queremos madrugar un poco para aprovechar.

Nos hemos alojado una familia en uno de los apartamentos ubicados en la última planta. Llegamos antes de cenar y en pleno mes de noviembre y ola de frío la habitación estaba congelada (no tiene calefacción). Al indicar esa cuestión al responsable (íbamos con dos niños pequeños), nos dicen que pondrá el aparato de aire acondicionado a 22 grados (como si se pudiera calentar todo el apartamento de esta forma). Después de cenar, al subir, comprobamos que la habitación sigue muy fría y, justo antes de decidir abandonarla, nos percatamos que tenían en una de las puertas cerradas dos radiadores eléctricos. Es lamentable que el dueño no nos informara de ello y que considerara que, con poner el aire a 22 grados, era suficiente (yendo como se ha comentado con dos niños pequeños). No es de recibo que, ante un problema que se comenta de buenos modos (cuya responsabilidad es única y exclusivamente del alojamiento), no se muestre el más mínimo interés en solucionarlo (teniendo medios para ello) Al margen de ello, la habitación es normal, así que por ese precio se pueden encontrar otras alternativas mucho mejores. Y, como único punto positivo, cabe destacar el restaurante: comida casera a buen precio y con una actitud por parte del camarero digna de destacar: amigable, cercana e interesándose por ayudarnos en lo que necesitáramos.

Pocos servicios.